Abraza la soberbia que hay en ti,
porque detrás de ella hay un niño no querido.
Abraza la exigencia que hay en ti,
porque detrás de ella hay un niño que no ha sentido el Amor.
Abraza esa apariencia de “agradador eterno” que hay en ti,
porque detrás de él hay un niño rechazado.
Abraza la ira y el enojo que hay en ti,
porque detrás de ella hay un niño abandonado.
Abraza al solitario que hay en ti,
porque detrás de él hay un niño excluido y discriminado.
Abraza el desgano, la apatía, la falta de sentido,
porque detrás de todo esto, está tu niño padeciendo ser quién no es.
Abraza el dolor que hay en ti,
porque detrás de él hay un niño lastimado.
Los niños que habitan dentro de nosotros,
están empezando a manifestarse y esta vez no paran hasta ser escuchados.
"El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega
perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta"
Pablo Neruda (1904-1973) Poeta chileno
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